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Hace algunos meses, tuve la suerte de meterme en el apasionante tema de las creencias junto a mi gran compañera Susanna Clusella y gracias al maravilloso equipo de la Akademia Tarragona ¹, quien nos propuso impartir el taller intitulado ‘El Poder de las Creencias’ a jóvenes muy despiertos de entre 18-23 años. Mi primera reacción fue la del saboteador (esta voz que todos tenemos, y que nos invita a quedarnos en un terreno seguro y conocido) : «Ostras, no sé si puedo hacerlo… Es un temazo que puede entretener a filósofos y científicos durante horas, blablabla». Afortunadamente, mi pensamiento no se paró allí, y escuché luego otra voz, bastante más empoderadora, decirme : «Maria, puedes realizar cualquier cosa que te propones». En tan sólo 5 minutos, ya había experimentado de qué iba este taller…

«Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo cierto» – Henry Ford. 

Mi propuesta con este post es compartir algunas reflexiones respecto a las creencias, explicar qué son, cómo se crean, qué impacto tienen en nuestras vidas, y por fin, cómo identificar y trascender las que nos apartan de la plenitud. ¿Te parece bien?


1. ¿Qué son las creencias?

Según la autora Byron Katie, una creencia es «una idea o un pensamiento que se asume como verdadero”. Son objetos de nuestra mente que no cuestionamos, son los típicos «así es» o «así funcionan las cosas». Las utilizamos constantemente para dar sentido a lo que pasa en nuestras vidas. Algunas creencias formulan vínculos de causa y efecto avalados por hechos (ej. el fuego quema, fumar perjudica la salud, etc.) mientras que otras, no. Estas últimas son desde luego las más crujientes.

Además de no ser cuestionables, las creencias suelen ser también generalizaciones de hechos particulares que nos han pasado, o no. Para darte una idea de cuales son las creencias que pueblan tu subconsciente, te propongo terminar las frases siguientes: «los jefes son…», «los hombres son…», «las mujeres son…», «la vida es…», «el dinero es…», «el matrimonio es…», «el trabajo es…», y la más importante de todas: «yo soy…». Puedes usar metáforas. De verdad, hazlo, es muy revelador.


2. ¿Cómo se forman las creencias?

El conferenciante Borja Vilaseca dice que las creencias son pensamientos que se han instalado como “okupas” en nuestra mente. De hecho, la gran mayoría de nuestras creencias aparecen entre los 0 y 7 años de edad; es como un gran programa que descargamos de manera inconsciente gracias a nuestras neuronas espejo, copiando todo lo que vemos en nuestro entorno: conductas, habilidades, etc. En este momento de nuestra vida, somos muy vulnerables y poco críticos, así que adoptamos como nuestros muchos de los pensamientos de nuestros referentes educativos, sin cuestionarlos. Se refiere a estas creencias como «introyectos» ².

Pero no sería correcto del todo pensar que las creencias sólo se forman durante la infancia. Nuestra mente está entrenadísima en construir nuevas creencias para navegar de manera más eficaz en el mundo: huyendo del dolor y buscando placer. Cada experiencia que tenga un impacto emocional constituye un material valioso para que nuestra mente forme nuevas creencias o refuerce las existentes.


3. ¿Qué impacto tienen las creencias en nuestra vida?

Del 0 al 10: cuál crees que es el impacto de tus creencias en tu vida? Pues fíjate, por lo menos un 9 si nos basamos en las conclusiones del estudio ‘Mysteries of the Mind: Your unconscious is making your everyday decisions’. Joe Dispenza comenta al respecto, en su libro ‘Deja de Ser Tú’, que «el 95% de quien somos a los 35 años depende de un sistema de memoria subconsciente en el que el cuerpo activa de forma automática una serie de conductas y reacciones emocionales programadas.»

“Nuestras creencias pueden moldear, influir e incluso determinar nuestro grado de inteligencia, nuestra salud, nuestra creatividad, la manera en que nos relacionamos e incluso nuestro grado de felicidad y de éxito personal.” – Robert Dilts.

  • Si pienso que soy tonto, mi coeficiente intelectual bajará.
  • Si pienso que mi enfermedad es incurable, mi estado se empeorará (efecto nocebo).
  • Si creo que tomo un medicamento eficaz (aún que fuera azúcar), lo más probable es que mi estado mejore (efecto placebo).
  • Si creo que soy atractivo, brillaré como una estrella.
  • Etc.

Robert Dilts, investigador de renombre en el campo de la PNL (programación neurolinguística), menciona muchos de estos ejemplos en su libro ‘Cómo cambiar las creencias con la PNL’, de los cuales quiero destacar uno para ilustrar el poder de las creencias: «En el tratamiento del cáncer los placebos han demostrado repetidamente su efectividad. De hecho, en cierto estudio se administró a un grupo de pacientes «quimioterapia de placebo» y un tercio de ellos perdió todo el cabello.»

Y para terminar este apartado con un toque más ligero, te propongo un video ilustrando cómo la misma persona puede vivir realidades muy distintas en función de su programa de base:

La cuestión no es si una creencia es verdadera o falsa, ya que muchas veces son estas mismas creencias las que determinan el resultado. Lo importante es distinguir las creencias útiles, que empoderan o protegen (como la creencia que el fuego quema), de las creencias inútiles, que nos sobre-limitan y hacen sufrir.


4. ¿Cómo liberarse de creencias limitantes?

Ante todo, creo que es oportuno identificar estas creencias. Y para hacer esto, tenemos una herramienta fantástica que se llama el SUFRIMIENTO. No hablo del dolor físico, ni de una tristeza pasajera, hablo de un estado de malestar psíquico duradero (ver mi post anterior: Desarrollo personal: ¿Cómo reaccionas cuando las cosas no salen como te gustaría?). Recuerda que sufrir significa que nuestro modelo interno de cómo tendrían que ser las cosas no está afine con la verdadera realidad: o sea que la persona que sufre tiene la creencia de que las cosas tendrían que ser diferentes. Y esto es muy peligroso porque la realidad gana el 100% de las veces…

“Lo que nos perturba no es lo que nos ocurre, sino nuestros pensamientos acerca de lo que ocurre”- Epicteto.

Te voy a poner un ejemplo para distinguir mejor la realidad, de nuestros pensamientos sobre la realidad. Primero, lo que ocurre en la realidad (un hecho neutro): te han despedido de tu trabajo, y estás buscando una nueva ocupación. Segundo, la historia que te cuentas sobre la realidad (y que te genera cierta reacción emocional):

  • «Es lo mejor que me puede pasar, por fin voy a hacer algo que me guste» → me siento aliviado.
  • «Va a ser complicado conseguir un nuevo trabajo ahora que estoy desocupado» → me siento asustado.
  • «Otra vez me echan del trabajo, soy un fracaso» → me siento fatal…
  • «Después de todo lo que he hecho para esta empresa, ¡es el colmo!» → estoy enfadado.

“El sufrimiento es opcional” – Byron Katie.

La buena noticia es que podemos cuestionar todas estas historias hasta encontrar nuestra verdad, y con ella, la paz. Es lo que Byron Katie llama «El Trabajo»: un método para poner a juicio los pensamientos que te generan sufrimiento. Son 4 preguntas sencillas, pero sumamente potentes que permiten pasar de ser el esclavo, a ser el dueño de tu mente.

Imagínate que lo que nos hace sufrir es el pensamiento «soy un fracaso», vamos a hacernos estas 4 preguntas:

  1. ¿Es esto verdad? Quizás nos lo creemos mucho y respondemos «sí».
  2. ¿Tengo la absoluta certeza de que esto es verdad? Entonces vamos a buscar pruebas irrefutables como un científico.
  3. ¿Cómo me siento con este pensamiento? Ahora, vamos a observar el impacto que tiene este pensamiento en nuestra vida.
  4. ¿Quién soy sin este pensamiento? Y por fin, vamos a imaginar cómo sería vivir nuestra vida sin esta historia.

Un día, tras excavar algunas de mis creencias limitantes, dí un paseo al sol y experimenté una sensación absolutamente abrumadora de plena libertad. Es cuando me dí cuenta que los únicos límites que existían en mi vida, sólo estaban en mi cabeza…

“Hay una gran mentira, y es decir que somos limitados. Los únicos límites que tenemos son los límites que creemos” – Wayne Dyer.

La última fase del Trabajo es la inversión. Se trata de descubrir la verdad que hay en afirmaciones opuestas como, en este caso «soy un éxito».  Cuando uno hace «el Trabajo» los antiguos pensamientos no necesariamente desaparecen de inmediato, y no se trata tampoco de renunciar a ellos, sino de desidentificarnos poco a poco de ellos para sembrar nuevos pensamientos más constructivos en nuestra mente. Al fin y al cabo, la mente es como un jardín, puedes dejarlo a la merced del entorno, o puedes cultivarlo a tu gusto.


5. ¿Quieres saber cuál es tu destino?

Mira qué creencias han germinado en tu mente. Uno de mis mayores aprendizajes en estos últimos años, ha sido sin lugar a duda de darme cuenta que mi éxito depende mucho más de la calidad de mis pensamientos que de las circunstancias externas. Y estoy muy orgullosa de decirte que ya no me creo (tanto) algunas de mis antiguas historias del tipo «no puedo hablar en público sin ponerme nerviosa» o «no estoy aún lo suficientemente perfectamente preparada, blablabla».

Tengo ahora dos preguntas para ti: 

  • ¿Hay algo en qué te empeñas y que no logras conseguir?
  • ¿Hay una cosa que te impide vivir plenamente tu vida?

Si has respondido «sí» a alguna de estas dos preguntas, es probable que sea un buen momento para explorar tu programa de creencias.

Encontrarás en este link una lista de creencias universales, quizás te resulte útil para empezar a identificar algunos pensamientos estresantes.

Espero que este artículo te haya sido útil. Y si quieres que te acompañe en esta aventura, ¡no dudes en consultarme!

Cuídate,

Maria.

¹ Proyecto de educación emocional gratuita para jóvenes extraordinarios, iniciado por Borja Vilaseca. Más información en la web.

² Ejemplo de introyecto – fuente: www.bcngestalt.com

«Un ejemplo al que recurro con cierta frecuencia y que deja muy en claro el asunto de los introyectos es el de la pareja joven donde el marido le pregunta a su esposa por qué siempre corta los dos extremos a carne antes de cocinarla, aunque esté estén perfectos dichos trozos. La esposa le responde sin el menor empacho:

– Pues porque así es la receta y si no la sigues al pie de la letra, no queda bien el platillo.

Esta respuesta no le satisface a él, pero ella insiste en que su madre siempre la preparó así. El marido acude con la suegra y le hace la misma pregunta:

– Suegra, ¿me puede usted explicar por qué le cortan los dos extremos a la carne para cocinarla y los desechan cuando están en perfecto estado? Y la suegra da la misma respuesta que su hija:

– Así es como lo preparaba la abuela desde que yo tenía uso de razón, por lo tanto, así es como debe prepararse para que quede bien. Al ver la expresión poco convencida de su yerno, la suegra agrega: Ya sabes cómo es esto de la cocina, hay ciertos secretos que no sabemos porqué son, pero por lo mismo se tienen que seguir para que todo salga a pie de boca.

Afortunadamente para todos, la abuela todavía estaba con vida y, a petición del marido, la joven pareja va a visitarla para preguntarle la razón de que se corten los extremos de la carne.  La abuela los mira y sonriendo les dice:

– Bueno, en mi época, cuando preparaba esta receta, mi horno era demasiado pequeño y no cabía el recipiente grande, por lo tanto usaba uno más pequeño y tenía que cortar también la carne para que cupiera.»


Libros relacionados con el tema del post:

  • «Amar lo que Es», Byron Katie.
  • «Principios de PNL», Joseph O’Connor & Ian McDermott.
  • «Cómo cambiar las creencias con la PNL», Robert Dilts.

Links relacionados con el tema del post:

Película relacionada con el tema del post:

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