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Uno de los temas más controvertidos respecto a la alimentación es, sin lugar a duda, la recomendación dietética acerca de los lácteos. Por increíble que parezca, no existe aún un consenso científico, y no está claro si este grupo de alimentos, compuesto de leche animal y derivados (yogurt, queso, nata y mantequilla), potencia o debilita la salud humana… Por un lado, sabemos que existen pocas verdades absolutas por lo que concierne a la alimentación, de allí el concepto de bio-individualidad, pero por otro lado, cabe mencionar que el debate está muy afectado por posiciones que no tienen que ver (por lo menos directamente) con la salud, tales como:

  • Intereses económicos enormes (mirad la guerra comercial entre US y Canadá, link artículo).
  • Ética y convicciones personales respecto al bienestar animal y la protección del medioambiente.
  • Apegos emocionales: los lácteos están muy asociados a nuestra infancia y nos suele costar tener una mirada objetiva.

Con este nuevo post, me gustaría reenfocar el debate a nivel de salud y aclarar los argumentos principales de cada bando, con la intención de que puedas decidir por tu cuenta cómo quieres nutrir tu cuerpo.

1. Los «pros» de los lácteos

  • La leche es un alimento muy nutritivo (~100 Kcal / 200 ml), rico en carbohidratos simples, lípidos y proteínas de alto valor biológico. El queso nos aporta, por lo general, los mismos beneficios que la leche, pero con una mayor concentración debido a la evaporación del agua: cuanto más curado es el queso, más elevada es la aportación energética, particularmente lipídica.
  • El verdadero yogurt es un probiótico conocido: aporta más de 100 millones de microorganismos por gramo, y nos ayuda a mantener una flora intestinal saludable (ver mi post anterior Microbiota: ¿Cómo ser un anfitrión de primera clase?)
  • ¡Y por supuesto, los lácteos son una fuente muy conocida de calcio! Pero, guardamos este punto para más adelante.

2. Los «contras» de los lácteos

  • La lactosa es un azúcar simple contenido en la leche, y que digerimos gracias a una enzima: la lactasa. La gran mayoría de la gente deja poco a poco de producir esta enzima después del destete, y desarrolla cierto grado de intolerancia a la lactosa (síntomas: náuseas, diarrea, vómitos o distensión abdominal o calambres abdominales). El yogurt generalmente no contiene lactosa ya que se transforma durante la fermentación en ácido láctico.
  • La caseína es una proteína (particularmente presente en la leche de vaca) que el aparato digestivo humano no digiere adecuadamente, sino que la descompone generando mucosidad. La acumulación de mucosidad está relacionada con enfermedades como la rinitis, la sinusitis, el asma y determinados trastornos ginecológicos. De hecho, tradicionalmente los Chinos no solían consumir lácteos, y sólo recorrían a ellos para tratar patologías de «sequedad» (ej. tos seca).
  • Algunos estudios asocian el consumo de lácteos a un mayor riesgo de cáncer de próstata y de ovario, y quedan sospechas respecto al cáncer de mama. Por lo que he entendido, se debe a la presencia de factores de crecimiento. No nos olvidemos de que la leche de vaca está diseñada para el crecimiento rápido del ternero…
  • La industrialización agroalimentaria ha bajado la calidad de la leche. Por un lado, la deterioración de las condiciones de vida de los animales ha generado un aumento de los tratamientos antibióticos profilácticos, lo cual causa una mayor resistencia humana a estos. Y por otro lado, los procesos industriales a los que se somete la leche hoy en día para prolongar el tiempo de caducidad sin riesgo de brote bacteriano, o para que no se forme una capa de nata al hervirla, hace que se haya convertido en un alimento desvitalizado (ver mi post anterior Alimentos: ¿Cómo los prefieres: vivos o muertos?).

Por lo tanto, en situación de salud, lo más importante no es tanto consumir o no lácteos, sino elegir cuidadosamente:

  • La calidad: que sea ecológica, preferiblemente de cabra o de oveja, desnatada, cruda o solamente pasteurizada (ni esterilizada, ni UHT).
  • La cantidad: no te olvides que uno de los factores de obesidad infantil es el sobreconsumo de leche azucarada (muy mal llamada «leche con cacao»…). 

Pero en situación de enfermedad, debilidad o en prevención de ciertas patologías, me parece esencial plantearte cuál es el impacto del consumo de lácteos sobre tu salud, y hablarlo con un profesional sensibilizado al tema.  


3. El calcio

Centrémonos ahora en el meollo del debate: el calcio. Los nutricionistas autores del libro referencia Nutrición y Dietética dicen «aunque se ha defendido el consumo de lácteos como herramienta para mejorar la salud ósea, las evidencias científicas disponibles no son concluyentes.» Es decir que NO se ha demostrado científicamente que el consumo de lácteos permita reducir el riesgo de osteoporosis o fracturas. De hecho, los nutricionistas de la universidad norteamericana de Harvard han eliminado los lácteos de su pauta dietética, así como el gobierno de Canadá (links abajo).

La buena noticia es que es muy fácil ingerir calcio con una dieta variada y rica en alimentos del reino vegetal. Según el Dr. Seignalet, autor de La Alimentación, la Tercera Medicina, «el calcio es muy abundante en el suelo y se procurará en cantidades suficientes con las verduras, las leguminosas, las ensaladas y las frutas».

Aquí tienes una lista no exhaustiva de alimentos ricos en calcio: sésamo integral, almendras, semillas de amapola, tofú, algas, brócoli, perejil, kéfir láctico, anchoas, etc.

Dicho esto, las necesidades de cada persona son únicas, y la ingesta de calcio sólo se puede analisar correctamente con el patrón alimentario completo.


En fin, desde un punto de vista naturista, lo más importante para un adulto, no es tanto ingerir mucho calcio sino no perder lo que ya uno tiene.

Significa, por un lado, cuidar tu alimentación evitando, por ejemplo, el consumo de alimentos muy acidificantes como el azúcar o las harinas refinadas, ya que estos roban calcio – entre otros minerales – a tu organismo para su asimilación, y para mantener el pH de tu cuerpo.

Y, por otra parte, ¡significa estimular tu esqueleto activamente! El organismo regenera en prioridad lo que usamos. Al tener una actividad física cotidiana (ver mi post anterior Actividad física: ¿Qué movimiento necesitas en tu vida?), especialmente al aire libre para aprovechar del sol y sintetizar vitamina D, esencial a la buena asimilación del calcio, ayudas a tu organismo a mantener huesos sanos y fuertes.

Espero que este artículo te haya sido útil. Si tienes cualquier duda o comentario, ¡no dudes en consultarme para asesorar tu alimentación!

Cuídate,

Maria.

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Libros relacionados con el tema del post:

    • Dr. Jean Seignalet, La Alimentación, la Tercera Medicina – citación de la p.109, 2a edición RBA Integral.
    • Dr. Jordi Salas-Salavado, Nutrición y Dietética, citación de la p.50, 3a edición Elsevier Masson.

PD: Y si encuentras el contenido interesante, compartir siempre da gustito 🙂

8 Comments

  1. Nerea

    Muchas gracias por la información. Gran aporte de esta web. Un cordial saludo!

    1. Maria Bouchard

      Un placer, Nerea! Gracias por tu comentario. Otro cordial saludo para ti!

    1. Maria Bouchard

      Gracias por tu mensaje! Feliz semana igualmente 🙂

    1. Maria Bouchard

      Un gusto María. Estoy a tu disposición si tienes cualquier duda sobre temas de alimentación saludable 🙂 Cuídate!

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