loader

Uno de los retos principales a los que se enfrentan mis clientes es la conciliación de la vida laboral y personal, sobre todo para las mujeres por su – todavía – mayor implicación en las tareas del hogar y el cuidado de los niños. A veces, la lista de cosas por hacer, la famosa to-do list, se vuelve tan larga que no da tiempo ni para ir al baño, así que: ¿cómo diablos, vamos a hacer un hueco para hablar de nuestro propósito de vida, o de hábitos saludables que van más allá de la higiene básica y, como decimos en Francia, del revêtement de façade?

Este post va de encontrar equilibrio entre las diferentes dimensiones de nuestra vida para aliviar la carga mental (que nos llevaría paulatinamente al burn-out), pero sobre todo para disfrutar la experiencia de estar vivo. Vaya tela, ¿no? Obviamente, no tengo la pretensión de procurarte ninguna píldora mágica baratita, sino más bien proponerte algunas perspectivas y prácticas que te permitan conectar con tu más profunda libertad.

“Todo le puede ser arrebatado a una persona, excepto una cosa, la última de las libertades humanas: la elección de cómo se enfrenta uno a las circunstancias que le son dadas, la elección del propio camino.” – Viktor Frankl


1. Afila tu sierra

Lo más seguro es que si llegas a leer estas líneas significa, primero que este tema te llama, o te sientes identificado, y segundo, que le estás dedicando un poco de tu valioso tiempo a tu falta de tiempo, ¡lo cual es una maravillosa noticia! El mayor obstáculo para una persona que tiene una sobrecarga, es no abordarlo por falta de tiempo. Es una serpiente que se muerde la cola, o peor, una peligrosa espiral deslizante hacia los abismos del universo, porque cuanto menos nos cuidamos, menos estamos en condiciones para responder a nuestros compromisos. De hecho, uno de los principales síntomas del burn-out es el agotamiento (tanto físico, como mental), seguido por la sensación de ineficacia, la hiperreactividad y el cinismo.

Stephen Covey describe en su famoso libro «Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva» a un hombre sudando a gotas gordas mientras trata de cortar un árbol con una sierra desafilada, y que se niega en parar un instante para arreglar su herramienta porque, claro, está demasiado ocupado en cortar este tronco. De allí, el nombre de su séptimo hábito: «afilar la sierra». Esta situación, que parece ridícula desde fuera es, no obstante, lo que nos pasa a muchos en el día a día.

Tenemos tanto que hacer que terminamos poniéndonos en último, sobre todo si tenemos hijos. GRAN ERROR. Las consignas de seguridad del avión son muy claras al respecto: si viajas con una criatura, debes ponerte tú primero la mascarilla, y luego a ella. Pues, pasa lo mismo en la vida real.

«Tengo tanto que hacer hoy que necesito pasar otra hora de rodillas.» – Martin Luther

Para vivir la vida que queremos, necesitamos energía, y para tener energía necesitamos darnos el tiempo y la atención para regenerarnos (ver mi post anterior, Vitalidad: ¡5 claves para despertar con energía!).

Preguntas de reflexión:

  • ¿Qué nuevo hábito de vida, si lo instalaras, haría que te sientas con más vitalidad en tu día a día?

Y si te viene la voz del saboteador (el lo mas probable) diciendo «es que no tienes tiempo para esto…», sigue con:

  • ¿Concretamente, cuánto tiempo necesitas (al día o a la semana) para este nuevo hábito?
  • ¿Cómo podrías liberar este tiempo de la agenda?

Y si te quedas en blanco, o tienes ganas de responderme telemáticamente «aún no lo has pillado, es que no tengo tiempo», quizás encuentres un poco de inspiración en la siguiente sección.


2. ¡Suelta la máscara ya!

También hubiera podido llamar este párrafo: las tres grandes caras del burn-out y sus antídotos. 

El riesgo de identificarse con lo que hacemos, no es nada anecdótico. Las típicas frases del «eres lo que haces» y los multitudinarios incentivos a producir más y mejor, que sea en el entorno laboral o familiar, hace que algunos de nosotros desarrollemos algún tipo de máscara de «action-man» o «action-woman» que llene nuestra agenda, y nuestra mente de cosas que hacer.

«Toma el tiempo de ser un Ser-humano, no un Hacer-humano.» – Mark Hymann

A mi parecer, tres perfiles destacan en esta carrera de la hiperreactividad.

  • El «Superhéroe»

Tras una profunda respiración, me viene a la mente la imagen de un pez globo que se hincha de aire para parecer más voluminoso. Creo que este animal tiene algo en común con este primer perfil: la necesidad vital de hacerse más grande para impresionar, y al final, sobrevivir. Lo digo con mucho cariño, ya que me toca de cerca, jaja. El superhéroe tiene una autodisciplina de hierro, así como una capacidad de crear, hacer, ejecutar extraordinaria, pero la película se tuerce cuando, por ambición o por miedo, el pez sigue hinchándose más allá de sus límites hasta explotar…

Antídoto nivel 1: reservar entre 15 minutos y 1 hora al día para conectar contigo y NO HACER NADA.

Antídoto nivel 2: mostrarte en público desinflado (pero ojo, no sirve que vayas con la intención de ganar la medalla de oro en la categoría ‘vulnerabilidad’).

  • La «Madre Teresa de Calcuta»

Está muy bien ser buena persona, pero quizás en nuestra época sea algo sobrevalorado. Esta máscara ofrece muchas ventajas, va asociada generalmente a tener un buen círculo de amigos y relaciones estrechas y, además, proporciona un placentero shoot de autoestima cada vez que ayudamos a alguien. Todo un círculo virtuoso hasta que este bonito personaje altruista nos devore nuestra libertad. El punto de inflexión en el cual esta virtud se transforma en un veneno letal está en cuando empezamos a tomar decisiones a favor de los demás, pero en nuestra contra.

Antídoto nivel 1: rechazar peticiones ajenas poco apetecibles, por lo menos una vez al día, con un simple «NO», sin dar más explicaciones.

Antídoto nivel 2: practicar el «SER MALITO» haciendo cada día una cosa que te mueres de ganas de hacer sin atreverte por miedo a ser considerado como mala persona.

Ejemplos: no responder a un whatsapp, no ser el primero en ceder tu asiento en el metro, decir al camarero que la comida sabe fatal y pedir un nuevo plato, etc. Cosas que para la mayoría de nosotros no suponen ser una mala persona, ¡pero que para algunos parecen impensables!

  • «Mr. or Mrs. Perfect»

Last but not least, el perfil del perfeccionista. Esta cualidad es también muy valiosa y valorada en un entorno donde los errores se pagan más que se premian. Esta máscara nos procura la fuerza de la estabilidad, el carisma de la responsabilidad, la seguridad del profesionalismo, y como no, también ciertos aires de superioridad: ¿no te gustaría a ti un poquito en el fondo, sin que nadie lo sepa, ser como los personajes de revista: ADMIRABLES y IRREPROCHABLES? ¿Pero a qué precio? Cuantos retoques necesitamos hacer antes de publicarnos? Aquí también se trata de encontrar el punto de ineficacia de esta estrategia diferenciando lo importante del detalle. Seguro que no te interesa que digan en tu oración fúnebre que hacías los mejores power points, o que nunca habías llegado tarde a ningún tipo de encuentro, o que tus camisas estaban siempre super bien planchadas.

Antídoto nivel 1: seleccionar en tu to-do list de hoy tres cosas que no tienen importancia y, simplemente, borrarlas. Si todo te parece igual de importante, proyéctate dentro de un año, y pregúntate si el hecho de haber realizado estas tareas hoy tiene relevancia o no. 

Antídoto nivel 2: dejar a la vista de otros una cosa sin acabarla a «tu manera».

Ejemplos: puedes invitar a amigos en tu casa sin arreglar nada antes, o entregar una presentación a tu jefe con una sola revisión, etc.


3. Recuerda que eres un elefante

Sin ser ninguna experta de la cuestión, me atrevo a decir que un elefante adulto domesticado obedece porque se ha olvidado de su condición salvaje, y porque no se dio cuenta mientras crecía que se había vuelto muchísimo más fuerte que su cornac, y que sus ataduras. Simplemente, la domesticación operando, dejó poco a poco de probar, de testear, resignado a que otro decida por él.

«La verdad es que no hay nada que «toque» hacer. Solo hay elección.» – Karen Kimsey House

Ya me imagino que esta cita no te habrá dejado indiferente. Y seguro que cuanto más larga sea tu to-do list, ¡más provocativa la encuentres! La clave está en el «toque». Si «toca» hacer algo es que te colocas en la postura del elefante domesticado, olvidándote de tu libertad y de tu fuerza. Has dejado que tus circunstancias definan tu vida, en vez de tú definirlas a ellas.

Caminando por la playa (es mi despacho móvil, trabajo mucho moviéndome al aire libre) me di cuenta de que solemos organizar nuestra vida para satisfacer a algunas personas en concreto (nuestro jefe, nuestra pareja, o nuestros padres por ejemplo) aún cuando en el fondo admiramos a otros modelos.  

Suelo ir por la calle con un SÍ en los labios. Encuentro la vida más creativa que mis planes, y generalmente me gusta fluir con lo que se presenta. Sin embargo, de lo que más orgullosa me siento hoy en dia, es de haber dicho que NO a ciertas situaciones que, como corrientes de alta mar, me hubieran alejado de quien soy. No ha sido siempre fácil, muchas veces sentí culpa por no responder a lo que se esperaba de mí, por no satisfacer a mi jerarquía, y lo que más me ayudó es saber que quería ser un elefante libre, no un elefante domesticado, ni tampoco un cornac en porvenir. 

Preguntas de reflexión:

  • ¿Hay alguien en particular a quién quieres satisfacer (o al revés provocar) a través de tus acciones? ¿Quién es?
  • ¿A quién admiras profundamente? 
  • Nada más, sólo por curiosear: ¿cómo sería tomar decisiones en tu vida desde la perspectiva (los criterios) de la persona a quien admiras, en vez de a quien quieres satisfacer?

Wow. No pensaba enrollarme tanto…. Espero que este artículo te haya sido útil. Si quieres arrancar un cambio en tu vida para que sea más plena y saludable, ¡pide abajo tu sesión de descubrimiento gratis!

Cuídate,

Maria.


Libros relacionados con el tema del post:

  • “Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva”, Stephen Covey
  • «La Carga Mental de las Mujeres… y la de los Hombres», Dra. Aurélia Schneider
  • «Encantado de Conocerme», Borja Vilaseca
  • «Man in Search of Meaning», Dr. Viktor Frankl

Artículo relacionados con el tema del post:

PD: Y si encuentras el contenido interesante, compartir siempre da gustito 🙂

2 Comments

  1. Roberto González

    Me encanto! Muchas gracias por sintetizar tan bien una problemática tan extendida con recomendaciones tan claras y concisas. Entretenido, revelador, educativo y claro!

    1. Maria Bouchard

      Me alegra, Roberto, que te haya gustado, entretenido y ayudado de cualquier manera que sea :-). Con un poco de sentido de humor, las nubes se disipan, jeje… Un abrazo fuerte desde Barcelona. Cuídate muchooo!!

Comments are closed.