Las algas son un recurso natural tan inmenso como ancestral. De hecho, forman parte de las primeras formas de vida que jamás existieron en nuestro planeta: los científicos estiman que aparecieron hace más de 1,2 mil millones de años (es decir aproximadamente 700 millones de años antes de las plantas terrestres, y 1.000 millones de años antes de nosotros), y tan poco se sabe aún de ellas… Famosas por tener propiedades terapéuticas y nutritivas muy interesantes, las estamos (re)descubriendo en Occidente, tanto en los laboratorios como en las cocinas. Y, mientras que en Asia son de consumo diario, aquí nos generan todavía bastante respeto: «es que no sé para qué sirven exactamente»; «no sé si me van a gustar»; o «no sé cómo cocinarlas»… Y muchos de nosotros pasamos por alto estos superalimentos, limitándonos a la experiencia del maki en los restaurantes japoneses. Mi intención de hoy es hacerte una introducción ligera sobre el universo de las algas, e invitarte a probarlas con algunas ideas de recetas :-).

1. Generalidades

Puedes encontrar algas de varios colores: verdes, pardas o negras; distintas texturas: frescas, deshidratadas; y formas: en spaghetti, trozos, hojas, copos o polvo.

Algunas de las variedades más populares son: dulse, nori, hijiki, wakame, arame, agar-agar, espagueti de mar, lechuga de mar, kombu y cochayuyo (foto arriba). La espirulina y la chlorella se consumen generalmente como suplementos en cápsulas. Recomendaría empezar por la kombu y la nori, por ejemplo, por su sabor más leve.

Se venden en tiendas de alimentación natural.

2. Beneficios para la salud desde la visión occidental

Las algas son extraordinarios remineralizantes, alcalinizantes, desintoxicantes y antioxidantes. 

Destaca su alto contenido general en:

• Minerales: hierro, calcio, potasio, sodio, fósforo, magnesio, silicio y yodo.
• Vitaminas: A, grupo B (muy importante para la salud del sistema nervioso), C y E.
• Ácido algínico: muy indicado para depurar el organismo de metales pesados y otras sustancias tóxicas.
• Fibra.

Gracias a su aporte en yodo, estimulan el metabolismo y facilitan la digestión, pero no se recomiendan por el mismo motivo en caso de hipertiroidismo, o de hipotiroidismo medicado. Tampoco se recomendarán en caso de hipertensión arterial por su contenido en sodio.

Algunas algas contienen también proteínas, a veces completas (con todos los aminoácidos esenciales), pero cabe decir que tendríamos que consumir una cantidad muy significativa de algas para alcanzar una ración de proteína suficiente, así que no les daría este papel en una dieta, y me enfocaría en su fantástica aportación en micronutrientes y fitoquímicos.

3. Beneficios para la salud desde la visión oriental

Resultaría curioso hablar de las algas sin incluir la perspectiva de la medicina tradicional china (MTC). Muy arraigadas en la cultura gastronómica oriental, las algas son uno de los principales alimentos del sabor SALADO, asociado al elemento AGUA.

A nivel físico, el elemento AGUA está vinculado a la vejiga y a los riñones: sede energética de nuestro JING, es decir de nuestra esencia vital o capital-salud, tradicionalmente representado con la figura de una vela:

• La genética (el Jing innato) determina la longitud inicial de la vela.
• El estilo de vida (el Jing adquirido a través de la alimentación principalmente) determina la rapidez a la cual se consume.

Los alimentos de sabor salado – y no me refiero a los productos industriales con sal refinada añadida, sino a las algas, el pescado, los mariscos, etc. – nutren nuestro Jing adquirido, protegiendo nuestra vitalidad y nuestra fertilidad. Por eso, se recomienda un consumo diario.

Buenos indicadores del estado de salud de los riñones / nuestro Jing según la MTC son: los huesos, los dientes y el cabello (estos tejidos dependiendo mucho de la calidad de la mineralización del organismo).

Desde una perspectiva más holística, el elemento AGUA, de naturaleza YIN, representa el inicio y el fin de cada ciclo, es el origen de la vida y es el que nos enseña a fluir, a adaptarnos en vez de resistir y sobre-estructurar nuestro día a día. Nos aporta fluidez, humildad, ¡y mucha fuerza! Patricia Guerín nos recuerda en su libro Dietoterapia Energética Según los Cinco Elementos en la Medicina Tradicional China: «Nada bajo el cielo es más blando y suave que el agua pero cuando ataca las cosas duras y resistentes ninguna de ellas puede superarlas; que lo suave vence a lo resistente y lo blando vence a lo duro es algo que todo el mundo sabe pero nadie lo utiliza.»

Una vocecita dentro de mí dice que tanto nuestros cuerpos como nuestra sociedad tienen sed del elemento AGUA.

4. Ideas de cómo cocinar las algas

Hay miles de maneras de cocinar las algas, y no siendo ninguna experta del tema, ¡solo puedo compartir contigo mi experiencia gastronómica propia! 

Los platos que suelo preparar son los siguientes:

• Tartar de algas: copos de algas triturados con otros condimentos (ver receta). Se consume sobre un toast o como dip por ejemplo.
• Cereales en grano con algas: cocidas junto a las cereales para mineralizar el agua de cocción.
• Sopa con algas: cocidas con los otros ingredientes en el agua del caldo (ver receta). 
• Makis: hojas de nori rellenas de arroz, pepino, aguacate y pescado, por ejemplo, enrolladas y cortadas en bocados. 

   

Fotos (de la izquierda a la derecha): tartar de algas, sarraceno con copos de nori y ensalada variada, caldo de azukis y hijiki, makis de salmón.

Me gustaría concluir este artículo agradeciendo la naturaleza por su generosidad. Nos pone a disposición un recurso tremendamente útil y me parece que sería honrarla aprovechar más el poder de las algas para desarrollar salud y sabiduría.

Espero que este artículo te haya sido útil. Si tienes cualquier duda o comentario, ¡no dudes en consultarme para asesorar tu alimentación!

Cuídate,

Maria.

PD: Y si encuentras el contenido interesante, compartir siempre da gustito 🙂