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Cada año, la industria de la moda elige un color, un Pantone para marcar tendencias. Me parece que este año en la gran feria bianual de la Alimentaria de Barcelona, han escogido el engaño verde.

Tenía mucha curiosidad por respirar el ambiente de aquel mundo desde dentro, observar las grandes orientaciones de la industria agroalimentaria y descubrir quizás las últimas innovaciones.

Al inicio tuve la grata sorpresa de ver que todos los grandes de la alimentación, salvo los fabricantes de caramelos, hablaban entre ellos de desarrollo sostenible y de alimentación saludable. Todos parecían tener un compromiso fuerte para preservar nuestro hábitat, la Tierra, y nuestra salud.

El hechizo no duró mucho tiempo: empezó a desvanecerse cuando la persona que me estaba sirviendo un vaso de agua de coco, y diciendo que era muy saludable, no pudo explicarme que tenía esta bebida de bueno para mi salud. Un par de stands más tarde, pasé de la desilusión a la indignación cuando vi a un fabricante de dulces industriales super procesados, presentar sus productos como si fuera una pastelería artesanal y tradicional. ¡Vaya show!

Pues a mí me gusta llamar un gato «gato», y no «perro». Da igual si a mí me gustan más los gatos o los perros: un gato no dejará de ser un gato al llamarlo «perro»… ¿Me sigues hasta aquí?

Dicho esto, quiero compartir contigo mis pensamientos sobre 3 de los eslóganes menos escrupulosos que he visto en la feria:

1. La huella de carbón «baja»

Un stand de legumbres estadounidenses afirmaba que sus productos tenían una huella de carbón baja. Era de hecho el primer punto en su comunicación. Esta argumentación tiene mucha lógica si uno propone sustituir parte del consumo de proteína animal por una fuente vegetal. Pero, seamos cuerdos un instante: un producto cosechado en Estados Unidos y transportado hasta Europa no tiene una huella de carbón baja. ¿Qué tendrán de mejor los garbanzos estadounidenses para merecerse un viaje transatlántico…? Yo creo que solo los Black Eyed Peas se merecen cruzar el Charco de vez en cuando 🙂

2. «One Planet. One Health» *

Este es el eslogan del n°1 de los yogures y postres lácteos. ¡Qué bien suena! ¿Pero será posible que una empresa que tenga una actividad basada sobre todo en los derivados de la ganadería de reses, sea medio-ambientalmente sostenible? Pues, si nos fijamos en lo que dicen la ONU y la FAO (Food & Agriculture Organization), parece ser que no mucho. «La ganadería produce más gases contaminantes que el transporte», advertía ya la FAO en el 2006. Y esta constatación por sí-misma aterradora, ni siquiera menciona las otras plagas asociadas a los excesos de la industria ganadera que son: la sobreexplotación de los recursos naturales y suelos fértiles, la deforestación del bosque pluvial, la contaminación de los océanos, el declive de la biodiversidad, etc. Ver mi post anterior «Punto de partida: Manifiesto por una alimentación consciente».

Ahora sobre el argumento salud: es común la creencia que los lácteos son necesarios para tener huesos sólidos, pero según los nutricionistas autores del libro referencia Nutrición y Dietética 3a edición, «las pruebas científicas disponibles no son concluyentes» al respecto. De hecho, los nutricionistas de la prestigiosa universidad de Harvard recomiendan mantener un consumo moderado de lácteos prefiriendo claramente fuentes vegetales de calcio, supongo porque algunos estudios asocian dichos productos a un mayor riesgo de cáncer de próstata y de ovario, sin hablar de las sospechas que los relacionan con el cáncer de mama…

Si bien no menos importante, si nos fijamos un instante en las estanterías de los supermercados, sobresale el mero hecho de que gran parte de las ganancias de este grupo están generadas por la venta de postres lácteos con altos niveles de azúcares, que ya sabéis, provocan inflamación y perturban nuestro equilibrio hormonal…

En fin, deduzco que este eslogan será apoyado más por los programas altruistas financiados por esta corporación, que por su actividad principal.

3. La sopa «casera»

Una gran empresa de sopas y caldos está ahora comunicando sobre sus productos hechos con ingredientes naturales y ecológicos. Seguro habréis visto el anuncio en el cual sale un chef diciendo que estas sopas son «caseras, caseras». Si es verdad que estas sopas están hechas con ingredientes naturales y ecológicos (repasé la etiqueta), no creo que nadie haya cocinado nada en su casa, así que por lo tanto, no es un producto casero. ¿Para qué confundirnos? Estos productos han sido preparados en fábricas modernas, dentro de barriles metálicos gigantes, por agentes de producción y máquinas automatizadas. ¿Por qué esta empresa tiene la necesidad de mentir, diciendo que es casero cuando no lo es? ¿Será para acostumbrarnos a llamar un gato, «perro»?

Para que quede claro: me alegra que a las empresas del sector les inspire la protección del medio-ambiente y les preocupe nuestra salud ; felicito a cualquier actor (del más pequeño al más grande) siempre que actué para mejorar nuestra sociedad. Lo que me da rabia es la hipocresía y el oportunismo.  A mí, me encantaría que el mundo de la alimentación deje un momento de elaborar eslóganes chulos para, primero, admitir sus problemas y fallos, y segundo, actuar y hablar sobre hechos concretos.

Mientras tanto, nos toca a nosotros, consumidores, poner luz en nuestra compra y ¡no dejarse convencer por cualquier etiqueta verdita!

Quiero terminar este post con una nota inspiradora: fui poco después de la Alimentaria a la feria BioCultura de Barcelona, y os puedo afirmar que hay también mucha gente muy involucrada, que sea en el sector de la alimentación, de la moda, de la cosmética o de la salud, profesionales que se toman muy en serio los desafíos actuales del mundo, y que ponen toda su energía y corazón a la obra.

Espero que este artículo te haya sido útil. Si tienes cualquier duda o comentario, ¡no dudes en escribirme!

Cuídate,

Maria.

* Un planeta. Una salud.

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PS: Y si encuentras el contenido interesante, compartir siempre da gustito 🙂